domingo, 16 de marzo de 2014

HIELO.


Bien temprano, como todos los días, Sasha  Nóvikov y yo, nos preparábamos para comenzar el ensayo del ejercicio que llevábamos practicando mas de seis meses.
Nunca había patinado con Sasha antes de ese tiempo, ya que su hermana Elena Nóvikova había sido la única pareja de Sasha en su carrera profesional.
Con ella fue con la que se clasificó para el mundial por parejas, y ahora era yo la que participaría con él en ese mismo campeonato.
Sasha quedó en primer lugar en una dura selección para representar a su país, Rusia, en una larga competición en la que se juzgaba a la mejor pareja y a los mejores patinadores individuales.
Sasha y Elena, como pareja favorita no decepcionaron. 
Fueron seleccionados para ambas categorías.

Era majestuoso verlos, siempre lo pensé.
Por aquel entonces yo era demasiado novata y no supere el reto.
Recuerdo haber sido hipnotizada por la técnica extraordinaria de ambos. La misma que deseaba con todas mis fuerzas alcanzar.

Comencé tan joven en esto del patinaje sobre hielo, que mi vida, durante mucho tiempo fue formada única y exclusivamente por patines y hielo. Patinar se convirtió en mi única existencia.
Una apasionante forma de vivir que acabó, con el tiempo, moldeándome hasta convertirse en la obsesión que terminó alejándome de todo lo que no perteneciera a ese mundo. 
Una competencia constante y dura en la que, si dejas vía libre a la ambición extrema, te puede cubrir de mierda hasta hacerte desaparecer. 
Yo cometí ese error, y me desvanecí como la espuma sin casi darme cuenta durante dos años.
Si no te mantienes centrado en quien eres realmente, al final puedes perderte.
Tome el camino erróneo. 

Pero cuando tuve que elegir entre el éxito que mató tanto de mí pero que me estaba llevando hacia lo que siempre deseé o volver a retomar a la persona que era, mi decisión fue rotunda.
Llego ese punto en el que, como si hubiese sido atravesada por un rayo, mi cuerpo se partió.
Abandoné temporalmente el patinaje justo después de convertirme en la patinadora mas joven en ganar el campeonato nacional en modo individual.
Eso sucedió hace tres años.

Mi hermano mayor tuvo un accidente de trafico que le paralizó el cuerpo de cintura para abajo, ese fue el detonante que me hizo despertar y plantear nuevas prioridades.
Era una miserable con conciencia, ¿que había peor que eso?

Mi madre, la que me metió en este mundo siempre me animó a seguir, y en ese tiempo, a pesar de lo sucedido no cambió en su empeño por mantener la senda que había trazado para mí desde el momento de mi nacimiento.

_ No puedes tirar tu excepcional trayectoria por algo que no tiene solución _

Fue lo que me dijo al ver por primera vez desde que empecé a patinar mi vacilación.
Palabras que aun ahora no puedo sacar de mi cabeza, y por las que lloré mucho en su día.

Sin ella saberlo, irónicamente, esas palabras alejaron de un plumazo todas mis dudas.
Desgarraron el monstruo que me apresaba, despegándolo de mí como si de un recorte que me pegara un niño se tratase. 
Fue tan fácil que aun fue mas evidente mi decadencia.
Y a la obsesiva ambición que se me había inculcado, se impuso el amor que siempre había profesado a mi hermano, y que permití durante años pasase a un segundo plano.

Escuchar aquellas palabras de mi madre fue una revelación.
Me vi en ella reflejada y no me gustó.

Volví a patinar profesionalmente hace año y medio, y en seis meses ya había alcanzado un nivel optimo para torneos importantes.

Dejé la competición, pero no hice lo mismo con el patinaje, ya que seguí patinando cada uno de los días de mi retiro.
Por lo que después del ataque al corazón que sufrió Elena Nóvikova ocho meses atrás, el cual le provocó una fulminante y precoz muerte, me convertí en la sustituta que sería la pareja de Sasha para el mundial. 

Y allí estaba yo, ensayando junto al mejor, sin saber exactamente la razón de esta inaudita situación.
 Después de mi retirada y de llevar tan poco tiempo en activo, como poco resultaba extraño que quisieran contar conmigo en esta importante hazaña.

Pero mi nula relación con Sasha, existiendo solo la estrictamente profesional desde el principio, hacía que me planteara muchas cosas. 
Me había convertido en la sustituta de su compañera de siempre y hermana por el inesperado y terrible hecho de su muerte. Eso resultaba poco menos que abrumador y desconsolador a la vez.
La felicidad de la oportunidad dada no podía existir en esta nueva etapa de mi vida, cosa que hacia que sintiera, en ocasiones, ganas de salir corriendo e irme lejos.


Aunque no lo aparentara, debajo de esa concentración estoica y fría de Sasha, debía haber una inmensa tristeza; eso era lo que pensé al principio, la lógica me llevaba a ello. Así que creí que tal sacrificio merecía una respuesta a la altura, y es lo que pretendía darle.


Mis orígenes españoles por parte de padre no me hacían tan esbelta como Elena, pero los genes rusos y especializados de la que fue una consumada patinadora, mi madre, suplía esa condición, o eso quería creer yo.


A pesar de que mi pareja apenas me hablara ni me dirigiera la mirada fuera de los ensayos,  mi actitud con él no podía ser mas diferente.
Comencé a curiosear a las pocas semanas de empezar, y en cada descanso lo observaba a escondidas con detenimiento. 
Cuando creía que nadie lo miraba era cuando el verdadero Sasha aparecía.
Resultaba triste ver el dolor que, reprimido asomaba en esos momentos puntuales, trayendo a mi mente a la antigua yo que abandone hace tiempo. 
¿A caso él estaba cometiendo los mismos errores cometidos por mí en aquel entonces?


Yo ya no formaba parte de ese mundo de lobos. Pero verlo de cerca aun me aturdía.


Mis prioridades ahora, eran otras. 
Había vuelto porque me encantaba el patinaje sobre hielo profesional. 
Me divertía y apasionaba la competición, eso no  había cambiado ni cambiaría nunca en mí.
Pero esta vez era diferente.
Volvía a ser divertido patinar, cosa que me encantaba.
Estar en paz con uno mismo y alcanzar tus metas no tenía porque estar reñido.

Después de dos meses más ya me encontraba casi completamente hecha al equipo. Nuestro dúo estaba casi fusionado.

La cuenta atrás que ya corría, más que amedrentarme, me animaba a continuar con mas fuerza.
Era fácil con un compañero tan hábil como Sasha que, a diferencia de su trato fuera del trabajo, solía ser bastante generoso y profesional dentro de este.
En cierto modo él me daba seguridad, y yo hacía tiempo que había perdido el miedo.

A pocas semanas del comienzo de la competición por la que estábamos trabajando tanto me disponía a irme al acabar el día de ensayo cuando, sorpresívamente Sasha se me acerco.
Nunca lo había hecho, por lo que no supe que pensar en el momento, hasta que comenzó a hablar.

_ Estás haciendo un buen trabajo, eso no te lo voy a negar pero, no olvides gracias a quien estás aquí _

Las palabras de Sasha me perturbaron, tanto que no supe que decir antes de que tan inesperadamente como se acercó se fuera de mi lado, dejándome totalmente contrariada.
Esa noche no dormí, no sabía que pensar.
¿A caso no fueron ellos los que me habían llamado?
¿A que venía eso cuando estábamos a las puertas del mundial?
Mis pensamientos comenzaron a minar la seguridad que hasta ese momento estaba construyendo, y eso era lo peor que podía pasar.

Esa mañana, después de la horrible noche, me caí nada mas empezar el ejercicio un par de veces. 
Mi disminuida concentración estaba jugándome alguna que otra mala pasada, pero no conseguía centrarme.
La mirada de Sasha que continuamente buscaba, era esencial la pasión de las miradas en un dúo, no lograba encontrarla mientras ensayábamos, cosa poco habitual en él, y entonces supe que yo no era la única fuera del ejercicio.

Hubo que hacer un descanso en el que Sasha se metió en una sala fuera de la vista de los que nos encontrábamos en la pista de hielo.
El patinador, sentado en un sillón en la sala continua a la pista se veía tan abatido que me arrepentí inmediatamente de haber entrado a espiarlo.
Era como inmiscuirse en algo demasiado intimo, así que de la forma mas sigilosa que pude intente volver a la pista y alejarme de él pero.
No se que me llevó a hacerlo, a mitad de camino cambié de idea y me planté frente a Sasha, el cual levantó la cabeza y me miro con gran sorpresa. Sorpresa que inmediatamente tornó a un gesto serio pero igualmente tenso.
Me senté a su lado sintiéndome algo nerviosa, ni yo sabía lo que estaba haciendo.
Esto no estaba ensayado, y yo no era la típica chica impulsiva con palabras para todo.
Improvisación pura y dura, pensé, y realmente me asustó el pensarlo hasta el punto de querer salir corriendo. 
Aun así no lo hice, más que nada porque era demasiado tarde para eso.

_ ¿Te preguntarás que hago aquí? _ Fue la primera estupidez que se me ocurrió decir, y sentí mi cara arder.
Quise que me tragara la tierra.
Sasha apartó la vista de mí y respondió sin pensar demasiado.

_ No me pregunto nada, yo fui el que habló de más ayer. Pero si quieres una explicación mejor, dejemos eso y actuemos como si nada hubiese pasado.
Estoy contento teniéndote como pareja, y te has esforzado mucho, no puedo pedir más, es lo único que puedo decirte _

Sasha se levanto con intención de irse una vez terminó de hablar con su rostro totalmente fuera de mi vista, pero yo quería más.
Agarré su mano para detenerlo. 
Otra improvisación que volvió a ruborizarme. Y entonces, en ese mismo instante, descubrí lo mucho que ese chico había acabado gustándome.
Quería comunicarle algo que deseaba decirle desde hacía mucho, y a pesar de mí inseguridad para esas cosas pensé que ese era el momento.

_ ¿Sabes? me equivoqué contigo _ 

En ese instante, al sentir mi mano y escucharme hablar, Sasha volvió la cara rápidamente para mirarme. 
Pero no parecía enfadado, cosa que fue una sorpresa, ya que en un principio pensé que mas bien se molestaría.

_ ¿En que punto te equivocaste sobre mí si se puede saber? _

Su respuesta curiosa me dio pie a continuar, y comencé a dudar menos.

_ Creí que te parecías a mí.
Bueno, no al yo de ahora, a mi antiguo yo más bien quería decir_

Mi evidente nerviosismo me avergonzaba de nuevo.
Pero él me miró con fijeza respondiendo, y lo hizo con algo inesperado.

_ Entiendo lo que quieres decir _

Incrementó mi seguridad un poquito más el escucharlo.
Y no pude más que callar y dejarlo continuar, porque ardía de ganas por oírlo.

_ Seguí el nacional que ganaste antes de tu retirada temporal, y pensé que tu técnica era impresionante. 
Supe que en ese aspecto llegarías incluso a superar a Elena, cosa que conseguiste, ya que fuiste la ganadora pero, aun así jamás lograrías ser rival para ella en muchos otros aspectos _

Escucharle decir aquello aceleró mi corazón, llenándolo de una mezcla de orgullo y decepción, porque sabía exactamente a que se refería.
Él había logrado ver esa parte de mí que tanto me avergonzó en aquel entonces.

_ Por eso quería decir que me equivoqué contigo Sasha_

Él se sentó a mi lado, quería que siguiese hablando. Eso me dijo, y eso hice.

_ Después de lo que le pasó a tu hermana, el que decidieras seguir con esto como si nada me dio pie a pensar que tu parecido con la persona que fui era evidente. 
Eso me hizo replantearme muchas cosas. 
Hasta el punto de casi decir que no a vuestra invitación de formar pareja contigo _ 

Miré a Sasha, sorprendiéndome lo atento que este estaba a mis palabras. 
Tal interés resultaba halagador, animándome a continuar.

_ Pero ahora, después de todo este tiempo he descubierto que mi primera intuición, la que posteriormente creí equivocada, y razón de aceptar formar pareja para esta competición contigo, fue acertada_

Las lagrimas salieron inesperadamente de mis ojos mientras hablaba, no por él, aunque en ese momento no supe que pensar sobre lo que creería al verme llorar tan tontamente, si no por mí.
Por el recuerdo convulso de quien hizo mucho daño a las personas que más quería.

_Estoy arrepentida de muchos de mis actos pasados. 
Acciones que hirieron profundamente a quienes más me debían importar. 
Y eso, es un peso muy grande que siempre se mantendrá en mi mente sin importar lo mucho que me digan.
Es algo que hice y lo asumo.
Por ello quise volver. 
Amo este deporte, y deseaba continuar en el de la forma correcta.
Y eso estoy haciendo junto a ti, ahora lo se.
Tu no sigues por ambición egoísta, lo haces por Elena. Lo haces por amor. Y eso me permite querer con mas fuerza continuar a tu lado_

Sasha interrumpiéndome justo cuando iba a romper en llanto comenzó a hablar. 
Cosa que, aunque no dijera, le agradecí.

_ Pero te fuiste, y lo hiciste por tu hermano. 
Ese es el motivo de que estés aquí. Ese, y el de me encanta tu forma de patinar ahora.
Elena ponía la misma ilusión que pones tu en cada una de las cosas que hacía.
Contigo siento que parte de ella esta aquí, a mi lado. 
Y a la vez no quiero sentir eso porque mi hermana era incomparable.
Siento que la traiciono al experimentar esto a través de ti.
Elena mantenía mis pies en el suelo. Era mi guía.
La guía que tu no tuviste en su día, así que no te culpes. 
Como la guía que tu en este momento estás siendo al no dejarme solo, eso hubiese sido lo fácil en este momento raro. 
Eres, como era mi hermana, la fuerte de este dúo, sin duda_

Y entonces, en la cara seria con la que Sasha me hablaba hasta ese momento apareció una sonrisa.
Mezclados, orgullo y desconsuelo se veían en ella, es lo que me pareció, y sin parar de hablar, continuó.

_ Elena luchó tanto por llegar a esta competición que no podía dejarla sin más, ese es mi motivo, y pienso ganarla por ella. 
Pero será la ultima vez que patine en pareja.
Cuando esto acabe, llegará mi verdadera prueba. La que atravesaré cuando camine solo.
Quería que lo supieras, porque se que es algo que debí decirte desde el principio_

Y sin apenas darme cuenta estaba sonriendo y agarrando las manos de Sasha para levantarlo de aquel sofá.

_ Es hora de ponerse en marcha, ¿no crees Sasha? _

Pero aunque reía, una parte de mi experimento la tristeza del desamor. Porque a pesar de no ser algo que creí sería posible, el que él lo dejara claro con sus palabras, fue devastador.
Entre Sasha y yo nunca habría el tipo de amor que yo desde hacía un tiempo sentía por él, y aun así sonreía.
Y lo hacía de verdad, porque estaba patinando junto a la persona que seguía el camino que yo quería seguir de la forma en  la que yo siempre deseé hacerlo. 
Con él estaba aprendiendo a amar más si cabía el patinaje sobre hielo.

No iba a durar para siempre, había quedado claro pero, seguía siendo un regalo. 
Su regalo.


3 comentarios:

  1. Me encanto la historia,siempre me fascino el mundo del patinaje,cuando lo veia de pequeña me quedaba embobada cosa que me sigue pasando:
    Me parecia al verlos deslizarse por el hielo que volaban,me dejaba llevar por la musica, la compenetración en la pareja ya fueran hermanos o perfectos desconocidos hasta el momento de patinar juntos...lo comparo con un tango,dejarse llevar y dejarlo todo en manos del otro,confiar...
    Deberias dedicarte a escribir relatos largos aunque digas que no tienes paciencia o te puedes llegar aburrir de hacerlo,tienes la facilidad de querer seguir leyendo,a cada paso que leia podia ver las imagenes,lastima que no los viera patinar juntos en tus palabras.
    Un besito muy grandote Ana muacksss

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  2. Creo que hacía mucho que no te leía algo tan largo (si no recuerdo mal antiguamente, en otro blog eran más o menos así). Has vuelto un poco a tus orígenes... parece una historia sencillamente sobre sentimientos de muchos tipos, pero no sé bien porqué me resulta extraña, quizá me resbalé con los patines...

    En cualquier caso me gustó que escribieras sobre hielo
    Y la canción mola
    = )

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  3. Me uno a lo que dice Ender, bueno a todo no, no se a que se refiere con eso de que la historia le resulta extraña, pero ya podría mojarse mas porque no lleva patines y mucho menos va sobre el hielo juM.

    Este relato es totalmente distinto a los otros relatos que escribiste, tiene mucho sentimiento y te engancha nada mas leerlo.

    El tema de los patines sobre hielo esta bien, pero realmente no es lo mas importante en este relato, son los sentimientos.

    Las metas que nos proponemos en esta vida esta bien luchar por ellas, pero sin obsesionarse demasiado.
    Tenemos que luchar mas por las metas interiores y ser siempre conscientes de quienes somos para no traicionarnos a nosotros mismos.



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