EN SU VENTANA.

Ni el silencio calla.

El mundo devastado en el que había nacido, aun arrasado grita.

Mira por su ventana sin ver nada.

La noche expandida casi se ha tragado a un sol rendido.

La lucha esta perdida.

Ese es el hogar de Tía.

Que macabro sorteo de vida.

Le tocó de entre muchas, la pajita mas corta. 

Nacida destinada a perder. 

El mundo, ya agonizante, ahogado en su propia sangre moría, y ella, sabía, lo seguiría.    

  

Había oído historias en forma de cuento increíble.

Hubo un cielo azul en el que el sol brillaba tanto que cegaba si lo mirabas. 

Una tierra en parte llenada por algo maravilloso llamado mar. 

Miles de criaturas distintas lo poblaban. De colores, tamaños, y formas variadas.

¿Como seria vivir en una tierra así? 

En su ventana, Tía, intenta pensar en ese cielo azul.

Pero querer acercarse a algo que no existe ya, se hace difícil cuando no se vio jamás.

Postales rotas y escasos libros viejos, son lo mas cerca que de ese mundo Tía está.

Y se pregunta cada día de esa cuenta atrás, como fue ese cielo, y como, esa luz y ese mar. 

Ahora, un sol rojo y oscuro se convirtió en lo mas vivo de un mundo hace tiempo perdido.

La anunciada muerte que grita y clama, llora por dejar de ser.
porque no hay mayor terror que el de el que sabe va a perecer.

No es difícil apreciar lo bonito que la vida te da. 

Es tan fácil como abrir los ojos y mirar.

Ya no daré por hecho, porque se que nada es eterno.

Por eso aprendí a abrazar. No se cuanto nada de lo que me queda durará.

No quiero ser la que no supo apreciar porque creyó que aun quedaba tiempo para reaccionar.